¿Reactivación
económica?
POBREZA Y RIQUEZA FRENTE AL HURACÁN ODILE
Gilberto Piñeda Bañuelos (*)
El tamaño de
la economía se puede medir por un indeterminado número de indicadores, pero la
base de esa economía es su población: en Baja California
Sur durante 2010 censaron una población de 637 mil 26 habitantes (Inegi, 2010), mientras que en este
año se estima una población de 741 mil 37 personas residiendo en Baja California Sur (Conapo,
2014), distribuidos en cinco municipios:
en el Norte, Mulegé, Loreto y Comondú, y en el sur, La Paz y Los Cabos; en los
municipios del sur se concentra el 77% del total de la población del Estado la
mayoría de ellas en tres ciudades: La Paz, Cabo San Lucas y San José del Cabo;
mientras que en los del norte solo se concentra el 23% restante.
Todos los municipios fueron
afectados por ODILE, los del norte como huracán I y tormenta tropical y los
del sur casi categoría IV en Los Cabos y categoría III en La Paz; y a
diferencia de otros huracanes, en los
municipios del sur fue más viento que agua, sobre todo en La Paz. Las
informaciones que se dieron en la radio local por parte del Coordinador
Nacional de Protección Civil dependiente de la Secretaría de Gobernación
informó que el huracán ODILE toco tierra en Los Cabos a una
velocidad de 250 kilómetros por hora y en La Paz a 185 kilómetros por hora
según información de Protección Civil municipal; que se fue degradando
como tormenta tropical paulatinamente
hacia el norte de la entidad. Kilómetros más, kilómetros menos, lo cierto es
que este ciclón no tiene precedente en los últimos 35 años.
Podemos decir que la historia de la península
de Baja California es la historia de los ciclones (ahora le decimos huracanes):
el Cronista de La Paz nos recordó el desastre de un ciclón en el otoño de 1717 en las misiones de
la provincia de La California contada por los jesuitas (Eligio Moisés Coronado,
El Sudcaliforniano, 22 septiembre
2014); en lo personal tengo el recuerdo de un ciclón muy fuerte durante mi
niñez porque me quedé abrazado por algunas horas en un
poste de madera o en un árbol, porque había ido a comprar mandado a la tienda de “Peyayo” cuando empezaba el ciclón en el
barrio de “El Choyal”, no recuerdo
bien, creo que fue en 1959; y, Elino Villanueva, tiene un estudio muy
interesante acerca del ciclón Liza que
azotó a Baja California Sur en 1976, donde hubo en la ciudad de La Paz miles de
dolorosas muertes, aunque oficialmente solo se contaron por cientos; sin
embargo, la destrucción de ODILE, con
todo y que hubo cinco muertes, no tiene precedente alguno, por sus efectos
destructores: en el lenguaje del mercado, la naturaleza le está cobrando cara
la factura a la urbanización capitalista del último medio siglo.
Antes de
pasar a hacer el recuento de los daños, veamos esto de la reactivación
económica de la que habla el gobierno federal:
“Para el próximo periodo vacacional de
invierno se espera que el centro turístico de Los Cabos esté listo para recibir
a los visitantes. Para ello, este lunes se formalizará un esquema financiero de
apoyo a grandes y pequeñas empresas, y poco a poco se comenzarán a abrir
centros comerciales y bancarios” (La
Jornada, 22 septiembre de 2014). Así inician la mayoría de los titulares en
los medios de comunicación nacionales y locales, emulando a la conferencia de
Prensa ofrecida por la Secretaria de Turismo del Gobierno Federal que fue
designada por Peña Nieto para ser la coordinadora de la reactivación económica
y de reconstrucción del Estado de Baja California Sur, acompañada por el
Secretario de Economía y por los Directores
de CFE y Conagua, para anunciar
que a partir del 22 de septiembre inicia el Plan
de Reactivación Económica en Baja California Sur, colocando en primer plano
a las corporaciones capitalistas turísticas, comerciales y bancarias que operan
en Baja California Sur especialmente en Los Cabos, quienes recibirán
concesiones millonarias a través de créditos y apoyos fiscales, amén de que
fueron los primeros en que se les restableciera el agua, la luz y el telefono.
Esa es la reactivación económica a la que alude el gobierno, mientras que los
analistas económicos lo que piden es que
se haga con transparencia; es decir, la principal preocupación está en el
mercado turístico que no es menor: en B.C.Sur hay 319 hoteles y 18 mil 950 cuartos, que atienden al año a 1
millón 521 mil 760 turistas (40% nacionales y 60% extranjeros) de los cuales el
79% llegan a Los Cabos, mientras que el 75% de los cuartos de hotel se
encuentran distribuidos entre San José del Cabo y Cabo San Lucas.(Datos Básicos, 2012)
Pero tampoco
es menor la pobreza y la marginación, y para esto no hay conferencias de
prensa, salvo que sea para que la opinión pública sepa que los gobiernos
federal, estatal y municipal, han conjuntado esfuerzos para distribuir en ese sector social, en La Paz por ejemplo,
que el Ayuntamiento en un vehículo potabilizador donado por la cadena Oxxo
produce 2 mil 263 garrafones (o 71 mil botellas de 600 mililitros) que se
entrega gratuitamente a la población y que ofrece 10 mil acciones de empleo
temporal; o que el gobierno estatal ha repartido 16 mil 700 despensas en las
colonias de La Paz (El Peninsular, 22
septiembre 2014); o que el gobierno federal envío en el barco “Zapoteco” 15 mil
despensas a distribuirse 10 mil de ellas en los municipios de La Paz y Los Cabos
(El Sudcaliforniano, 20 septiembre
2014), entre otras noticias, que por el momento esperanzan a la población
marginada de Baja California Sur, que espera recibir algo de ayuda y que se
encuentra en condiciones de desesperación.
Sin embargo,
la reactivación económica para la población marginada en los meses que están
por venir no será cierta, al contrario, pues la pérdida del poder adquisitivo
de su salarios será mayor, porque otras serán sus prioridades y mayor serán los
gastos, lo que quiero decir es que la
reactivación económica ha sido garantizada para las compañías capitalistas
nacionales y extranjeras, pero no así para las familias de asalariados o que
subsisten del mercado en pequeño; pues tendrán que ser ellos mismos los que
tendrán que priorizar el gasto de sus salarios y su trabajo a la limpieza y
mantenimiento de sus lotes y de sus casas, a reconstruir sus viviendas, a habilitarse
de nuevo con utensilios para la cocina, electrodomésticos, camas, ropa, y
seguir pagando sus servicios de agua y luz. A esto hay que agregar los nuevos
gastos de materiales escolares por las pérdidas en el ciclón y eventualmente
los gastos de prevención de la salud por los efectos sanitarios.
No hay que
perder de vista que en Baja California Sur hay 211 mil personas que son pobres,
de ellos más de 61 mil están en Los Cabos y
más de 64 mil en La Paz; y hay 26 mil extremadamente pobres de los
cuales más de 12 mil están en Los Cabos y casi 8 mil en La Paz (Coneval, 2012);
por otra parte, el 76% de la población ocupada gana entre cero y 5 salarios
mínimos, y solo el 24% gana más de 5 salarios mínimos (Datos Básicos, 2012); y
si revisamos las estadísticas de julio de 2014 encontramos que el salario
promedio de los trabajadores asegurados al IMSS es de apenas 7 mil 681 pesos
mensuales (Imss, 2014) que representa 3.8 veces el salario mínimo, considerando
que éste es de 2 mil 18 pesos mensuales (Conasami, 2014); sin olvidar que en
Baja California Sur hay más de 38 mil trabajadores que ganan entre 0 y 1
salario mínimo diario.
¿Ustedes
creen que a partir de ahora inicia la reactivación económica para los
trabajadores asalariados de bajos ingresos? Por supuesto que nó. La
reactivación económica anunciada por el gobierno federal en la conferencia de
prensa de inicio de semana empieza para las grandes compañías hoteleras,
inmobiliarias, constructoras y para los grandes almacenes comerciales (Cotsco, Walmart, Ley, Chedraui, Soriana, Oxxo-Femsa, etcétera.). Ni los pobres y los
extremadamente pobres; ni los que ganan hasta 5 salarios mínimos, pueden decir que se inicia la reactivación
económica; los próximos meses para sus familias será un verdadero sacrificio
para subsistir.
¿Cuál fue la
magnitud de los destrozos de ODILE como para afirmar que no hay tal reactivación económica de los hogares de
bajos ingresos?
La noche del domingo 14 y la
madrugada del lunes 15 de septiembre fue especialmente horrenda, estresante y
preocupante para los sudcalifornianos que empezaron a sentir las ráfagas de
viento y la lluvia, en el caso de La Paz como a las 10 de la noche, en el caso
de Los Cabos en el transcurso del domingo 14 de septiembre y en los municipios
del Norte a lo largo del lunes 15 de septiembre. Esa noche, los sudcaliforniano
no pudimos dormir y al día siguiente, todo mundo con la sorpresa de la
destrucción. Tardó un poco de tiempo en entender lo que había pasado, pues ya
no había noticia de lo que había sucedido: no había agua, ni luz, ni teléfono
(ni celular ni convencional, ni internet). Todo y todos nos habíamos quedado
paralizados. Afortunadamente la población no esperó el apoyo logístico oficial
y los vecinos de los barrios, casi al mismo tiempo, empezamos a limpiar
nuestras casas, las de nuestras familiares y a prepararnos para lo que venía en
los siguientes días; sin saber qué es lo que pasaba en el resto de la ciudad de
La Paz y en Los Cabos, ni en Mulegé, ni en Loreto ni en Comondú.
Algunos datos oficiales indicaban
que en San José del Cabo, Cabo San Lucas y
Los Cabos la mayor parte de la infraestructura urbana (agua potable,
telefonía, electricidad, etc.) fue destruida y en La Paz, aunque los daños
fueron menores a los daños de los Cabos,
el día del huracán y 24 horas después el 95% del total de la población urbana y
rural no contaba con servicio de agua, electricidad y teléfono; en Los Cabos,
fueron reactivados a los días siguientes solamente los hospitales y almacenes
comerciales y gasolineras, y algunos pozos de agua con plantas eléctricas
movibles, pues seguía sin energía eléctrica ya que las torres de alta tensión y
la línea de distribución de La Paz a Los Cabos fue prácticamente destruida, y
es que es desde La Paz de donde se lleva la Electricidad a Los Cabos. Aunque no
hay un problema estructural de los grandes hoteles de Los Cabos, fue gravemente
dañado el complejo hotelero e inmobiliario
lo que provocó que los turistas quedaran prácticamente a la intemperie
como fue mostrado en imágenes televisadas (se menciona que en Baja California
Sur se encontraban vacacionando más de 30 mil turistas) que gradualmente fueron
trasladados en aviones de la fuerza aérea a México, Mazatlan, Monterrey y
Tijuana, una vez que se restableció parcialmente el aeropuerto de Los Cabos que
había sido derribado parte del techo; Para el 19 de septiembre el Secretario de
Gobernación anunció que habían trasladado a 18 mil turistas en puente aéreo; lo
cual significaba donde estaban las
prioridades; pues si esta
destrucción estaba pasando en las
fortalezas turísticas e inmobiliarias de Los Cabos, en las colonias populares
el problema era mayúsculo y de extrema gravedad, pues habían quedado destruidas
la mayoría de las colonias pobres de Los Cabos y aislada la zona rural.
En un primero momento hubo un gran
desconcierto y la necesidad obligó a muchas personas que no tenían alimentos y
agua a introducirse a los almacenes de
las cadenas comerciales, aunque en ese desconcierto hubo grupos organizados de personas
en vehículos de modelo reciente a
robarse electrodomésticos que fue el pretexto para considerar delincuentes a
los que había tomado alimento y agua por necesidad; por otro lado, se tiene
noticia de que la solidaridad y la ayuda mutua, así como la autorganización
para la subsistencia se ha extendido en lo que quedó de las colonias pobres de
Los Cabos, pues como suele suceder en estos casos, el apoyo oficial no tienen la celeridad que
esperan los pobladores en desgracia.
En las condiciones actuales, para
las familias que viven de un salario semanal que no son pocos la situación se
empeoró, porque los pocos comercios que abrieron, controlan el abasto y los
precios, lo que imposibilita a comprar alimentos y agua; sin embargo, como el
día del huracán coincidió con la
quincena, el problema del circulante monetario se agravó para la mayoría
de las familias entre el domingo y el miércoles, pues la mayoría de los
trabajadores de más bajos ingresos que no cobran en efectivo sino en cheque o
tarjeta de débito, no pudieron cambiar su salario en efectivo y no podían pagar
con tarjeta pues la totalidad de la telefonía, celulares e internet estaba 100%
sin funcionar, y por lo tanto quedaron paralizadas las cajas durante más de
cuatro días. A esto hay que agregar que el agua, el hielo, la gasolina, estaba
racionada, y solo compraban los que tenía forma de trasladarse en vehículo pues
el transporte urbano estaba paralizado en esos días, que poco a poco se fue
regularizando.
Para el 19 de septiembre la CFE
informó del derribamiento de 2 mil 894 postes (de los cuales 800 postes eran de
la ciudad de La Paz) y 534 torres de
alta tensión, sobre todo la de las carreteras hacia Los Cabos, lo que fue
retardando el suministro de electricidad a Los Cabos y por tanto de agua
potable; mientras que en La Paz se había restablecido únicamente el 50% de la
electricidad y estaban operando ese día solamente 18 de los 32 pozos de agua
que existen en la ciudad; y había sido dañadas gravemente 13 mil de las poco
más de 50 mil viviendas que existen en el municipio de La Paz, de las cuales 6
mil han sido destruidas totalmente, según informó la presidenta municipal de La
Paz; mientras que el Secretario de Educación Pública anunció que las clases se
reanudarían hasta el 29 de septiembre en La Paz y en Los Cabos y en toda la
zona rural del estado; debido a las afectaciones sufridas en la infraestructura
escolar; solo habría clases en Ciudad Constitución, Insurgentes y Zaragoza del
municipio de Comondú.
Aunque la situación de normalidad se
va reestableciendo gradualmente, la situación sigue siendo grave y las
autoridades locales y federales consideran que tardará algunas semanas para que
se normalicen al 100% todos los servicios; aunque para las familias de más
bajos recursos, el viacrucis seguirá
seguramente por varios meses… aunque para la Secretaría de Turismo, “La buena
noticia” es que los destrozos en el complejo turístico de Los Cabos “no es
estructural”; mientras que en un extraordinario reportaje se menciona una no
tan buena noticia cuando un reportero que recorrió las colonias más marginadas
de Los Cabos como Puerto Nuevo, predio La Ballena, Colonia Nueva Esperanza,
Vado de Santa Rosa, entre otras, cuenta: “me
apena comentarlo pero desde mi perspectiva esa ayuda que tanto presume el
gobierno en cuanto a alimentos y agua NO LO HAN HECHO LLEGAR A LA POBLACIÓN EN
GENERAL… El ver a la gente acercarse a uno, preguntando donde está la ayuda,
¿usted sabe dónde puedo conseguir agua? ¡NOS ESTAMOS MURIENDO DE SED!... No se
vale que jueguen con la gente en medio de este caos, este reportero se decía
fuerte pero el ver, escuchar y la impotencia de no poder ayudar a tanta gente
que está necesitada lo hacen a uno que pierda la esperanza, pero la misma gente
te da la fortaleza de poder seguir haciendo nuestro trabajo agradeciendo que
somos su esperanza…” (Víctor Rosas, Tribuna
de Los Cabos, 22 septiembre 2014).
Precisamente en la colonia Puerto Nuevo, que cita el reportero, viven una
compañera y un compañero que han
participado en el Centro Cultural Ricardo Flores Magón en la casita verde de la colonia de Los Olivos que vinieron a La
Paz para ser voz de los sin voz, y explicar a través de los medios de
comunicación alternativos que en los Cabos, los pobres están resistiendo y
autogestionando lo poco que tienen y que les llega: cuidando con barricadas su
colonia, apoyándose unos con otros, organizando comedores colectivos, gestionado el servicio sanitario para la
prevención de enfermedades, en fin, ahí está la esperanza.
(*) Artículo publicado en el periódico El Sdcaliforniano con el título de ¿Reactivación económica?: ODILE, La Paz, B.C.Sur, 24 de septiembre de 2014.
POBREZA Y ODILE
Destrucción
de una colonia popular,
Foto: Octavo Día, 2014RIQUEZA Y ODILE
Afectaciones
en un hotel en Los Cabos, Foto: La
Jornada, 2014
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