Pueblos originarios, colectivos urbanos, nosotrxs, en un mismo sentir
Por María Jiménez
Tres. Tres motivos para ir al
Campamento en Defensa de la Madre Tierra por la Libertad y la
Autonomía, en Defensa de nuestros Bosques en
Xochicuautla, Estado de México los
días 12, 13 y 14 de septiembre:
Primera:
Quería
arrimar mi mallugado
corazón a la ternura de Xochicuautla,
que
es una comunidad que durante años ha sido hostigada, primero por el
gobierno estatal de Peña Nieto y ahora por el gobierno federal, pues
la quieren despojar de sus bosques para
construir un camino de cuota, un club de golf y un conjunto
residencial sin
considerar los terribles daños ambientales que esto causaría.
Los habitantes de Xochi son en su mayoría otomís y es por esto
mismo que el bosque no es para ellos una cantidad de dinero o algo de
lo que se desprendan como cuando se vende una casa o un coche. Es
verdad que uno puede agarrarle cariño a su casa y a
su
carcacha, pero con el bosque y con los otomís es diferente, ellos y
su territorio están
conectados, se articulan y viven sus ciclos vitales ligados unos con
otros, esto lo pudimos ver los campamentistas al dar un breve
recorrido por el bosque de Xochi. Majestuosos árboles, flores
silvestres, plantas multiformes, piedras, hongos,
tierra
roja, riqueza inigualable que sus habitantes han preservado de la
ambición y del
asfalto.
Testigos fuimos del llanto que causó en las compañeras purhépechas
el ver a los centenarios árboles intactos, como alguna vez lo
estuvieron sus hermanos de los bosques de Cherán. El pueblo de
Xochicuautla nos recibió con cariño y calidez, compartiéndonos su
mundo, ofreciendo su lucha para unirla a las otras
muchas luchas ahí reunidas.
Segunda:
Quería conocer el trabajo de
Jóvenes en Resistencia
Alternativa (JRA),
que
se encargó de la convocatoria, la difusión, la transportación y
las actividades dentro del campamento. Bardo
y otrxs compañeros me contaron que JRA
es un colectivo con 12 años de existencia, surgido al calor de la
movilización ciudadana que
se adhirió a la causa del levantamiento
zapatista en Chiapas. Es un colectivo que se propuso consolidar el
trabajo y la voz de lxs jóvenes, teniendo
de bandera los principios zapatistas,
y
como objetivo establecerse
como interlocutores de otros
colectivos y organizaciones.
Entre
sus actividades se cuentan
la organización autogestiva de varios conciertos para recaudar
fondos para comunidades zapatistas y otras en resistencia, convocando
a artistas como Santa Sabina, La Maldita Vecindad, Panteón Rococó,
El Gran Silencio, Magisterio, Mescalito
y muchxs
otrxs.
Gestionan asimismo
la editorial Bajo Tierra, que
publica textos de autorxs como John Holloway, Raúl Zibechi, Raquel
Gutiérrez, y más; además organizan eventos de
difusión y formativos como
las Jornadas por la Autonomía, o talleres de educación popular, en
trabajo conjunto con barrios, pueblos y comunidades en resistencia
contra el capitalismo.
Costo
y valor, ¿qué costo y qué valor tienen el
trabajo y los talleres que
lxs chavxs de JRA impartieron gratis a los asistentes al campamento?
Porque nos impartieron
talleres muy valiosos pero sin costo, esa
es otra forma de vivir, de hacer las cosas sin dinero o ganancias
materiales, sin necesidad de
diplomas o constancias, es
compartir, repartir y recibir, hablar y escuchar, con la maestría de
quien acostumbra a trabajar horizontalmente y apostando la
existencia, las entrañas, la inteligencia, el todo pues. Así se
trabajó, así se platicó, así se construyeron saberes comunes tan
urgentes en nuestros días.
Tercera: quería pasar unos
días con mis hijos, pero solo pudo ir el menor. Y es que andamos
trepados en el trendelasprisasymuchasocupaciones, nos subimos al
búsdelnotengotiempotoyocupadxavercuandolohacemos, y cosas peores.
Ya, mi chamaco que es un adolescente muy adolescente, se descuidó y
me lo llevé a Xochi, y estuvo contento porque se conectó con la
energía chingona -con su perdón- que hay en estos eventos, y yo
estuve feliz de verlo así, llenándose de esa energía y con todo el
potencial para ser parte de los engranajes que hacen girar este mundo
pero en sentido contrario de las tragedias, del odio y de la muerte.
De pilón un millón de
pilones, al compartir con compañeros de otros pueblos indígenas, de
ponernos al día de cómo va la represión y también las victorias,
de escuchar, bailar y cantar la música que nos obsequiaron la banda
artística, de degustar la deliciosa comida que los compas nosprepararon, de conocer otras historias y contar la propia, de
presenciar los rituales ceremoniales de los compañeros otomís, de
encontrar viejos y entrañables amigxs y de contestar una pregunta
que me hizo un don de Xochi: Bueno y ustedes ¿qué hacen acá? Pues
vinimos a escuchar con nuestros propios oídos la voz que no tiene
cabida en medios masivos, la voz de los pueblos, y también a
expresar la nuestra, que tampoco tiene cabida por cierto en los ya
mencionados, pues también somos pueblo, fuimos a sumar, a quebrar la
idea de que nada tenemos que ver, de que somos nosotrxs.
Por si todo esto no fuera
suficiente justificación, esta escena me dio la despedida...
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