Martes 25
de febrero de 2014
A propósito de las relaciones laborales en la
minería
Las y los zapatistas, en la
tercera parte de la Sexta Declaración de
la Selva Lacandona que se refieren a Como
Vemos el Mundo, hacen un explicación
muy sencilla de lo que es el capitalismo ellos y ellas, dicen: “Al capitalismo lo que más le interesa son
las mercancías, porque cuando se compran y se venden dan ganancias. Y entonces
el capitalismo todo lo convierte en mercancías, hace mercancías a las personas,
a la naturaleza, a la cultura, a la historia, a la conciencia. Según el
capitalismo, todo se tiene que poder comprar y vender. Y todo lo esconde detrás
de las mercancías para que no vemos la explotación que hace. Y entonces las
mercancías se compran y se venden en un mercado. Y resulta que el mercado,
además de servir para comprar y vender, también sirve para esconder la
explotación de los trabajadores”.
Precisamente
de la explotación que se hace en el sistema del trabajo asalariado en la
minería por los propietarios del capital
nacional y mundial, es que nace la mayor parte de la riqueza local, nacional y
global.
Veamos por qué:
Los
zapatista dicen que en el capitalismo “todo
se tiene que poder comprar y vender”, y tienen razón, hasta la fuerza de
trabajo se compra y se vende a un precio determinado en el mercado, que toma la
forma de salario, se trata de un mercado que conocemos como mercado laboral,
pero en México y específicamente en la minería,
la fuerza de trabajo que es una mercancía especial se compra demasiado
barata, o sea que los salarios son muy bajos.
Se dice
que la fuerza de trabajo es una mercancía especial, porque además de que se
compra muy barata en el mercado, a diferencia del resto de las mercancías, es la
que produce la riqueza de las naciones, produce el equivalente a su valor
monetario en el mercado es decir su salario, pero además con su capacidad
física y mental, producen un plusvalor que al final es la ganancia que les
expropian los capitalistas. Esto pasa en
la minería: los mineros producen plata y oro, como en Guanajuato, pero también
cobre, hierro, sal, yeso, etc., en fin producen muchas mercancías para el
mercado mundial.
El valor
del del oro y la plata no es porque
brille o porque se considere un metal precioso; tienen mucho valor, porque los
trabajadores mineros necesitan mucho tiempo de trabajo para extraerlo, y en el
momento que lo están extrayendo, le están incorporando horas de trabajo humano,
es decir valor, igual que las horas de trabajo manual e intelectual que le incorporaron los trabajadores de los
grandes complejos industriales de las naciones ricas a la tecnología, la maquinaria
y las materias primas que se utilizan en la minería; así que toda la riqueza de
la minería es producto del trabajo humano, no del capital-dinero invertido por
las corporaciones capitalista como se nos quiere hacer creer.
Como
todos sabemos, en México las mineras productoras de plata, oro y cobre,
principalmente, han ocupado en los últimos años más del 50% de territorio
nacional, principalmente las compañías capitalistas canadienses, pues según la
revista Proceso publicada a mediados
de diciembre en un reportaje señala que ”..de
1993 a 2012 se otorgaron 43 mil 675 concesiones que amparan una superficie de
95 millones 765 mil 800 hectáreas. Prácticamente la mitad del país. En los
últimos tres sexenios la cantidad de tierra concesionada aumentó: con Ernesto
Zedillo fueron 34.5 millones de hectáreas; con Fox, 25.1 millones, y con
Calderón, 34.3 millones”, que son datos que incluyen a todos los minerales
y mineras. Estas condiciones se mantienen durante la administración de Peña
Nieto y se mantendrían aun cuando gobernara la izquierda institucionalizada de
cualquier color, pues el sistema de partidos en México y su clase política en
la izquierda y en la derecha, están hechos a la medida del capital globalizado.
Pero
también señala el reportaje, refiriéndose a las mineras canadienses, que “..un
minero en México gana en promedio 3.26 dólares por hora y en una jornada de
ocho horas sumaría 26.08 dólares. Un minero en Canadá gana 26 dólares por hora
o 208 a lo largo de una jornada. Es decir que un minero canadiense gana por una
hora de trabajo lo que un mexicano gana en un día”. Y concluye: “Si se toma en
cuenta que el precio de los minerales es internacional y que los costos de
producción son similares en México y Canadá, con la ventaja de que aquí no
pagan impuestos, el bajo salario es injustificable, pues no compensa el riesgo
y con frecuencia viola los derechos laborales”.
El dato
del reportaje, al tipo de cambio actual
del dólar canadiense (11 pesos 96 centavos por dólar), el salario promedio del minero mexicano que
equivales a 311 pesos al día, es decir casi 5 salarios mínimos, tomando en
consideración por ejemplo que en Guanajuato el salario mínimo general es de 63 pesos
77 centavos diarios, esto quiere decir que las compañías mineras canadienses pagan en
su país a sus trabajadores mineros casi 40 salarios mínimos mexicanos que
equivale a 2 mil 550 pesos diarios. Esta es precisamente una parte de la
explotación capitalista, porque la otra parte de la explotación es la
expropiación de la ganancia generada por los mineros mexicanos y canadienses,
que hacen las compañías mineras pero también las compañías que producen la
tecnología, la maquinaria y las materias primas para la minería.
Así es la relación en el sistema
del capital y el trabajo asalariado, una relación de explotación y opresión,
que tarde o temprano tendrá que ser sustituido por otro tipo de relaciones. Una
pista alternativa es sin duda la resistencia y el gobierno autónomos zapatistas, que nada tienen que ver con el
sistema de partidos que nos han obligado a padecer.
GILBERTO
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